En todo este costado occidental de la Plaza Mayor se levanta el gran cerro Xbacluum-chaan por lo que en los primeros años de la Colonia no pudieron hacerse construcciones. La esquina del ómnibus 62 por 61 en Mérida.
En la Relación que de la ciudad de Mérida, rindió al monarca español, redactada por Martín de Palomar y por Gaspar Antonio Xiu, y presentada en el año de 1579, se dice en uno de sus artículos:
“X – Está asentada esta ciudad de Mérida en sitio llano, alegre y sano, bien proporcionado de buenas calles y casas de cal y canto y tiene dos plazas, en la mayor, a la parte oriente, está fundada la Catedral, y a la parte del norte están las casas reales en que viven los gobernadores; y a la del sur, las casas de don Francisco de Montejo, el Capital General; y al poniente está un cerro de piedras muy grande donde antiguamente había un oráculo donde los indios sacrificaban, y de este cerro se toma piedra y la tierra para edificar la iglesia catedral y para los edificios y casas de los vecinos”.
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Construcción hasta finales del Siglo XVI
Por lo tanto, no ha debido edificarse la casa del Cabildo sino hasta fines del Siglo XVI, o durante el transcurso del XVII.
El primer palacio municipal en el costado poniente de la plaza lo describe D. Justo Sierra, en la Hija del Judío, como sigue:
“Aquella era un mal caserón de piedra de un solo piso y de un gusto depravadísimo… la mentada casa del Cabildo se hallaba situada en una especie de plataforma de algunos pies de elevación precisamente en un cerro de piedras sueltas de los muchos que los españoles encontraron en el pueblo indio de T’ho.
Subíase a ella por dos ramales de grandes exteriores que se juntaban en la plataforma, en la que había una mala y raquítica galería decorando la fachada del edificio. Tenía éste un amplio salón principal para las juntas del Cabildo, tres piezas contiguas, destinadas para el archivo y la alhóndiga y descendiendo por una mala galería a un patio interior, se llegaba a una hilera de habitaciones pequeñas que estuvieron primitivamente ocupadas por los presos de la ciudad como que aquel departamento constituía la real cárcel”.
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Remodelación en el Siglo XVIII
Refiriéndose a Don Santiago de Aguirre (1734-1736) dice Don Eligio Ancona: “El nuevo gobernador tuvo el feliz pensamiento de hacer desaparecer este lunar de la plaza principal de Mérida y lo mandó arrasar hasta los cimientos, sin perdonar los venerados restos del santuario maya. En seguida hizo construir otro edificio, al cual se le dieron dos pisos, una fachada elegante y casi toda la amplitud que permitía el local”.
A mediados del siglo XIX sufrió el palacio municipal nueva transformación. Posiblemente a ella se refiere el Lic. Gabriel Ferrer de M. cuando dice en “Nuestra Ciudad”: “Cuando fue reedificado en 1856 a 1859, constaba de veinticuatro piezas y cinco galerías de dos pisos”.
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Remodelación en el Siglo XX antes de 1950
La última transformación data de 1928, y la hizo el muy entusiasta Presidente del Ayuntamiento, Don José María Medina. La esquina del ómnibus 62 por 61. Reformó la torre del reloj, cambió la barandilla de hierro que tenía la galería alta que mira a la plaza por una balaustrada semejante a la cornisa de la catedral, con el propósito de darle a la fachada del Municipio mayor aspecto de estilo colonial.
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El arquitecto Don Carlos M. Castillo fue director de estas obras. En la fachada del Palacio existen colocadas cuatro lápidas. La primera dice: PLAZA DE LA INDEPENDENCIA AÑO DE 1821; la segunda, LA COLONIA ITALIANA AL PRIMER CENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA DE LA REPÚBLICA MEXICANA. 1810-1910; la tercera: Recuerdo de la visita que hizo a esta coudad el egregio patriota FRANCISCO I. MADERO, caudillo de la revolución que derrocó la dictadura del Gral. Díaz. Septiembre de 1914; y la última lápida dice: “La Colonia Cubana de Yucatán a México”. Homenaje de simpatía por su constante fraternidad a la Patria de Martí. – Mérida, 10 de octubre de 1934”.
De: Catálogo Histórico de Mérida 1948, Don Gonzalo Cámara Zavala
