Provincia de Yucatán 1831

Continuación de transcripción de la primera parte del documento, Crónica sucinta Yucatán 1831, escrita por D. José Julián Peón, que describe como era la ciudad de Mérida y la Provincia de Yucatán de entonces. Provincia de Yucatán 1831.

Los limítrofes de la costa de esta provincia son por el Norte, Orleans que dista 240 leguas de a 5,000 varas: por el Oriente y Norte, la Habana, que dista 194 leguas: por el Poniente Veracruz, que dista de la plaza de Campeche 125 leguas todas por mar: Tabasco por el Poniente y Sur 100 leguas: Guatemala por el Sur 300 leguas, ambos por tierra.

Carta General de Imperio Mexicano, 1865

Número estimado de habitantes

Tiene Yucatán de habitantes 600,000 almas: su temperamento es cálido y seco, atendiendo al termómetro Fahrenheit, de 75 a 90 grados. La altura sobre el nivel del mar es de 8 varas castellanas poco más ó menos para la capital, y se advierte un progreso ascendente de una vara por cada legua tierra adentro así como de una legua marítima por cada braza de la costa de mar á fuera.

   

La población de Mérida asciende de 45 a 50 mil almas, consta de 599 manzanas y tiene de extensión como una legua de Norte a Sur prolongándose más de Oriente a Poniente.

Los habitantes en general son por naturaleza pacíficos y moderados, pero no cuando se trata de mancillar su honor y arrebatarles sus derechos. También son compasivos y hospitalarios.

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Abunda de hombres insignes en ciencias y virtudes. Las mujeres regularmente son muy hermosas, tratables y honestas, nada tienen que envidiar a las de otras partes, y no hay elogio suficiente para ponderar su mérito. Su diversión favorita en los ratos de descanso de sus labores, es la música a que son en extremo inclinadas después de la lectura.

Principales productos

Los yucatecos en general aman la sociabilidad como el pueblo más culto de la tierra. Son afectos a la cría de ganado y al comercio. Y es particular al producido de carnes, sebo, suelas, palo de tinte y henequén en rama y labrado en que consiste su riqueza. Sus artículos se embarcan en Campeche y Sisal, puertos expeditos para toda clase de importaciones y exportaciones, distante el primero 40 leguas y el segundo 12 de la capital, por cuyos caminos se transita para la conducción de estos efectos y otros muchos producidos de la provincia.

   

Los comestibles de mar, tierra y aire son muchos y buenos, las frutas y legumbres particulares y sus aguas muy delgadas. Su temperamento es el más sano de toda la América, pues no se nota la anual epidemia de calenturas malignas y vómitos de sangre.

Las calles en esa época

Las calles de la capital son anchas, rectas y llanas, pero polvorosas a causa de no estar enlozadas, y ser considerables el número de carruajes que circulan por ellas. Se puede afirmar que no hay cuadra en que no se encuentre cuando menos un taller. El arte que ha obtenido mayor perfección es la platería, sobresaliendo en la filigrana.

Las tiendas, almacenes y tabernas son muy abundantes. Hay seis imprentas en las cuales, se han publicado en diversas épocas desde el año de 1820, en que se restableció la libertad de escribir, 2 diarios y 18 periódicos, fuera de infinitos cuadernos y papeles sueltos.

Las plazas y edificios

Tiene la ciudad 13 plazas, inclusive la de verduras y el campo de Marte, 5 parroquias contando con la Catedral, un convento de religiosos franciscanos, otro de monjas llamadas de la Concepción y 7 iglesias más, un colegio, una universidad, un hospital general, una casa de amparo y otra de reclusión.

   

Los paseos de la época

Los paseos principales son la Alameda, el Camposanto situado media legua a sotavento de la plaza principal, la Cruz de Gálvez, el limonar, las quintas y huertas bien cultivadas.

Los principales edificios de entonces

Los edificios mas notables son la Catedral, el Palacio Episcopal, el del Gobierno, el del extinguido Congreso reedificado el año de 1823 en el antiguo convento de Jesuitas. La Provincia de Yucatán 1831. También, la Casa Consistorial, la de amparo, el Colegio de San Ildefonso, el Convento de La Mejorada, el de MM religiosas, la Contaduría, la Cárcel pública y el hospital de San Juan de Dios, además de muchas casas particulares en que brilla el lujo y la magnificencia.

Provincia de Yucatán 1831
La Plaza Principal, la Catedral y el Palacio Episcopal (Charnay)

La ciudadela de San Benito debería ocupar un lugar distinguido si no estuviera tan deteriorada. Entre sus muros se halla el convento grande que ocupaban los religiosos de San Francisco con 3 templos suntuosísimos, los cuales sirven hoy de almacenes de guerra. Se pueden alojar en dicha ciudadela 8,000 hombres de tropa con toda comodidad.

Provincia de Yucatán 1831
Vestigios de la Ciudadela de San Benito, Mérida, Yucatán

Sin embargo de la suma robustez de sus habitantes, como dejó explanado en este rasgo histórico, continúo manifestando sus principales producciones, las que son también ventajosas, así por su abundancia como por un ínfimo precio en que se expenden, siendo éste muy cómodo, así para los pobres cuanto para los pudientes.

Productos agrícolas

Los mencionados producidos se componen primera y principalmente de maíz, siendo este artículo el renglón de primera necesidad y de abundante consumo en la provincia. La Provincia de Yucatán 1831. Así mismo el arroz, frijoles, pepitas, chile y demás legumbres, el almidón, caña dulce para azúcares y panelas, tabaco en rama, miel de abeja, cera, aguardiente de varias calidades que no lo mejora el de igual clase que hacen en otras partes, añil, extracto de palo de tinte, zarzaparrilla, grana y muy abundantes salinas, toda clase de vegetal de tierras calientes aromático y medicinal y partes de las frías. Además de lo relacionado la cría de ganado vacuno, caballar, bestias mulares, ovejas, cabras, cerdos, pavos y gallinas, todo con abundancia.

   

En sus montañas se crían venados, cerdos silvestres, jabalíes, pizotes, tepezcuintes y otros animales comestibles, y en particular la caza de volátiles y todo género de animales feroces. El algodón de que se visten los indígenas, que componen la mayor parte de esta población, es de la mejor calidad, según se ve en la duración del telado que hacen para su uso.

Piedra metálica hallada

Aunque no se ha conocido mineral alguno, el Dr. D. Alejo Dancourt tuvo el año de 1813 una piedra metálica que el Sr. cura D. Pedro Hurtado le dio, la cual pesaba una onza sin liquidar, que separada la tierra tuvo de peso 6 reales que es el 75 por 100. El que se la dio al mencionado Sr. cura la había hallado en el camino que va desde el pueblo de Peto hasta la hacienda Hobonil, según relacionó el expresado Sr. cura, quien poseía entonces dicha hacienda, que dista de la villa de Tekax 10 leguas al Oriente.

   

No se conoce río alguno, y el nombrado de Lagartos es un brazo de mar que entra en tierra como los demás que hay en toda la costa hasta ciertas distancias, y riegan los charcos de sal en el verano. La Provincia de Yucatán 1831. Pero las grandes cavernas que la naturaleza ha formado con aguas corrientes al nivel del mar, precaven de terremotos a toda la península, cuyo fenómeno horrible no conocen los yucatecos. Y sin embargo de que toda su costa es fácil de ser atacada de los enemigos, el gran cenagal que la rodea le sirve de una muralla inexpugnable por no permitir el tránsito de artillería y caballería. La sobriedad de los naturales les facilita estar mas tiempo en acción que los que no están acostumbrados al rigor del sol y escasez de víveres, careciendo de todo esto cualquier extranjero.

Fin de la transcripción.

Paseo en lancha en el Lago Petén Itzá, Flores, Guatemala: