Cocheros de Mérida 1897

No sin razón se ha empleado siempre la palabra «Cochero,» para calificar al hombre que se produce con procacidad y ha perdido todo buen sentimiento de decencia y justicia: la generalidad de los conductores de carruajes de sitio son hombres que se hacen notar por su irrespetuosidad y ninguna estimación de sí mismos. De: El Correo Popular 22-Octubre-1897. Cocheros de Mérida 1897.

Cocheros de Mérida 1897
De: Memorias de un mexicano, Ing. Salvador Toscano
   

Parece que esos hombres al adoptar tal ocupación se hacen propósito de no desmentir la poca envidiable fama de los del gremio y se convierten, por sus procederes indecorosos en una verdadera amenaza para el público que se ve en la necesidad de tratar con ellos. Luis Taboada, el chispeante escritor español, considera á los cocheros como una especie distinta de la humana, y dice que solo pueden ser medio domesticados por la propina.

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Siempre querían cobrar más

Generalmente proporcionan molestias y desazones a los pasajeros porque no se conforman jamás con lo que justamente han ganado, y hacen reclamaciones impertinentes y groserías que solo pueden evitarse pagando lo que cobran sin mas ley que la voluntad de ellos, pues la tarifa a que deben sujetarse es letra muerta debido al abandono y tolerancia del H. Cuerpo Municipal que no ha tenido energía para poner coto a los abusos de los llamados «conductores» que, sin ningún reparo arma camorra a los pasajeros si estos no pagan lo que injustamente les cobran.

Anuncio de Espinosa y Compañía, 1897, El Correo Popular

Muy a menudo ocurre que, sin embargo de llevar número rojo un carruaje, señal que indica debe cobrar seis reales, el «conductor» cobra un peso y hasta doce reales por hora, y alega que así le pagan otros o que están en mal estado las calles.

   

Otras veces al tomar un carruaje sin convenir precio, porque el pasajero que ve la señal no lo juzga necesario, el cochero se detiene y le pregunta si está en disposición de pagar a doce reales por hora.

Se negaban a dar servicio si era para paseo

Pero no es esto lo más abusivo: hay que decir al tomar el vehículo para qué va servir: si es para paseo, el conductor se niega al servicio porque «solo hace llevadas».

La hora es un recurso para otro género, más mortificante, de abuso. Cocheros de Mérida 1897.

Cocheros de Mérida 1897
De: Memorias de un mexicano, Ing. Salvador Toscano

Si el pasajero dilata el paseo, o no advierte que toma el carruaje a tal hora, y muchas veces a pesar de esta precaución, al tiempo de liquidar, el auriga se ofende porque se le paga lo que la ganado en justicia y protesta, llegando a la injuria si encuentra un hombre débil, asegurando que empezó a servir a hora distinta de la verdadera.

Si llueve, el viaje era más caro

La lluvia es un elemento que explotan los aurigas del modo más punible: no sirven a menos que no se les pague a precio exageradísimo y por llevadas de cincuenta y setenta y cinco centavos, si es de día. Y por la noche, si el público que ha concurrido al teatro, por ejemplo, los necesita, cobran un peso por la llevada cuando no, doce reales.

   

Es una necesidad urgentísima poner remedio a este mal, castigando a los que tales abusos cometen, y obligando a todos los «conductores» a llevar en el coche el reloj, la tarifa que deben obedecer y a producirse con decencia, pues unos a otros se dirigen improperios soeces que ofenden el pudor de las Señoras que transitan por las calles o pasean en los mismos coches.

Mérida, Yucatán a 22 de octubre de 1897.

El Correo Popular.

Coches de caballito Mérida Yucatán. Calesas de caballo.

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