Las luces del tranvía

Parte 6. Era responsabilidad de los conductores cuidar que las lámparas de sus coches estuvieran limpias y en buen estado. Debían reportar cualquier falla que detectaran en su funcionamiento. Los quinqués debían dar toda la luz que era posible obtener de ellos, pero siempre evitando que expidan humo o mal olor. Los conductores debían mantener las luces encendidas al oscurecer. En caso contrario, ellos pagaban las multas que el H. Ayuntamiento impusiera por su falta. Cuando encender y apagar las luces del tranvía.

Las luces del tranvía

Cuando había necesidad de encender las luces por las mañanas por oscuridad, los conductores debían estar pendientes de apagarlas cuando ya estuviera claro.
Los conductores igualmente debían asegurarse de que la luz verde vaya en la plataforma del conductor (trasera) y la luz roja vaya en la plataforma delantera con el retranquero.

   

Accidentes

Los conductores debían evitar cualquier accidente. En caso de que hubiera alguno, debía inmeditamente deternerse y atender a la persona lesionada. Si la herida era de cuidado, debía llevarla a la botica cercana al lugar del accidente si la hubiera.

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En caso de ocurrir lejos del centro, el lesionado grave debía llevarse de inmediato a la Plaza Mayor, dentro del coche, sin admitir más pasajeros. Los que ya estuvieran en el interior, podían permanecer en él o bajarse.

El conductor debía informar inmediatamente de forma verbal a la dirección general, y posteriormente por escrito.

Debía tomar nota también de todo aquel testigo del accidente, ya sean pasajeros o transeúntes, incluyendo su dirección si fuera posible.

   

Tenían prohibido los conductores comentar con terceras personas detalles del accidente. Los informes únicamente se debían proporcionar a los oficiales superiores de la compañía autorizados para tal efecto. Cuando encender y apagar Las luces del tranvía.

Tranvías en la calle 60 por 63

Choques con vehículos

El conductor debía informar por escrito a la dirección general, cuando hubiera choque, atropellara o fuera atropellado por otro carro, vehículo u objeto, debiendo manifestar quien fue el responsable. Debía también obtener el nombre y dirección de algunos testigos. Si no informaba de un evento de ese tipo, al conductor se le hacía responsable de los daños.

   

Relevos

El conductor propietario podía descansar un día a la semana, si así lo deseaba. Si no deseaba descansar, debía dar aviso un día antes. En caso de descansar, era sustituido por el conductor relevador. Los conductores que trabajaban todo el día, en horario de 6 de la mañana a 6 de la tarde, eran relevados una hora para almorzar y otra hora para comer, por cuenta de la compañía. Las luces del tranvía. Un conductor que necesitaba ausentarse y ser relevado fuera de las horas antes mencionadas, debía pedir permiso a la dirección general, quien era la persona autorizada para nombrar al sustituto.

Las luces del tranvía

Liquidación de la cobranza

Al menos dos veces al día, los conductores debían entregar al colector, el dinero producto de la cobranza por los pasajes en su coche. Siempre debía entregarlo el mismo día, y nunca al día siguiente. En días extraordinarios, cuando la oficina del colector cerrara antes de los últimos viajes, los importes de estos últimos debían entregarse a la mañana siguientes antes de las 8 horas.

   

Los conductores eran los responsables de liquidar los importes de acuerdo a lo que indicara el registro y los boletos usados. Si la cantidad entregada fuera menor al valor de la liquidación, el conductor quedaba separado de la compañía.

Horas de salida

Los conductores debían salir de sus paraderos a la hora en punto. No debían esperar a nadie que se halle a más de media cuadra de distancia o aún en el interior de su casa.

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