La Soterraña de Nieva salió de su santuario original segoviano y cruzó el Atlántico en manos de religiosos que transportaron su devoción a nuevos sitios, con el fin de llevarse la protección y consuelo que encontraban en su «matria». Así, fray Joseph Cabezas y fray Antonio Alcalde se convirtieron en vehículos por los cuales un día salió del convento de Nieva la imagen de la Soterraña. La Virgen de la Soterraña en Yucatán.
Una vez en América, la devoción fue contagiada de diversas maneras. Cabezas utilizó el recurso de un devocionario impreso, novenarios, estampas taumaturgas, y al menos una imagen de bulto tocada a su original.
El obispo Alcalde echó mano de la persuasión para llegar a la mente del cura Rosado, quien después tomó el circuito de todo sacerdote, que en la búsqueda de un mejor curato, fue llevando a la Soterraña, la cual se materializó en las fachadas de los templos que construyó.
No hubo espacio propicio
Todo parece indicar que en Yucatán, la virgen de la Soterraña no encontró el espacio propicio para su desarrollo devocional. La gran influencia franciscana impidió una mayor variedad de advocaciones, las cuales sólo empezaron a aparecer cuando el clero secular comenzó a consolidarse durante el siglo XVIII. Juan Manuel Rosado tomó la estafeta que le entregó el obispo Alcalde y continuó, al parecer sin mucho éxito, con la promoción devocional, la cual llevó en su circulación eclesiástica por el terreno del obispado. Así, la Soterraña llegó a tres pueblos ubicados en un rincón del obispado, pero las condiciones necesarias para su culto nunca se dieron.
Un requisito para el éxito de un ícono religioso es su capacidad taumatúrgica; de la cual, para el caso de la Soterraña yucateca, no existen indicios. La Guerra de Castas de 1847 despobló asentamientos, destruyó los interiores de esos templos y sus archivos, y borró la memoria, ya que la gente, e incluso algunos investigadores, confunden a la Soterraña de Nieva ubicada en esos pueblos con la virgen de la Candelaria (40). Por estas razones, difícilmente se sabrá algún día si la Soterraña yucateca destelló sus rayos poderosos sobre los habitantes de Ichmul, Sabán y Chikindzonot.
Movimiento de la Soterraña: desde Europa a América
El objetivo de este trabajo es mostrar el origen y difusión de la devoción mariana de un sacerdote yucateco de finales del Siglo XVIII. Es entonces importante destacar que las devociones marianas utilizaron también el circuito eclesiástico para moverse. Así es necesario reconocer para el caso de la Soterraña, al menos dos tipos de circulación eclesiástica: una se da a nivel trasatlántico, de la que participan obispos y religiosos, generalmente peninsulares, que llegan del viejo mundo con misiones específicas como las de dirigir un obispado o ser parte de una misión evangélica. La Virgen de la Soterraña en Yucatán. Estos hombres cargan con sus devociones preferidas, que en este caso son símbolo de su identidad; las cuales promueven en los sitios en que intervienen, y contagian la devoción por diversos medios.
Para el éxito de esta labor es necesario que la imagen promovida tenga propiedades taumatúrgicas que se experimenten en el lugar de la promoción, como fue el caso de la Soterraña que promovió Joseph Cabezas que había actuado milagrosamente en el cabildo de la ciudad de México, salvando a la gente de un rayo; o como el de la virgen de Tetiz al que el obispo Francisco San Buenaventura Tejada le brindó una personalidad propia a partir de un relato de origen europeo, y que inmediatamente se convirtió en un poderoso ícono milagroso.
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Circulación de estampas de la virgen
Ante esta prueba de poder del ícono, la imagen pasa a segundo nivel de circulación a manos del clero secular del lugar, la cual promueve la devoción con el antecedente del milagro, y llega a los recovecos de un territorio. Es en ese nivel donde se hecha mano del recurso de las estampas que circulan a nivel local, o de las imágenes peregrinas que llegan a todos los rincones, y también de la reproducción de imágenes como fue el caso de la Soterraña yucateca, con la limitante de que en esa diócesis no se tuvo el antecedente, o cuando menos no lo sabemos, del poder milagroso. En tal caso, la devoción se queda tan sólo como un fervor personal, que difícilmente tenga mayores alcances, ya que generalmente es necesario el apoyo y reconocimiento institucional, esto es, de la Iglesia, para que una devoción se arraigue.
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Autor
Autor: Víctor Hugo Medina Suárez, Universidad Autónoma de Yucatán. Agradezco al Dr. Medina Suárez por haberme proporcionado el documento que a continuación se reproduce. Por lo tanto, YucatanAncestral.com cuenta con la autorización expresa del autor para la divulgación de este artículo, producto de sus investigaciones. La Virgen de la Soterraña en Yucatán. Un Circuito devocional eclesiástico. Este estudio fue originalmente publicado en el libro «Cultura y Arte de Gobernar en espacios y tiempos mexicanos» de El Colegio de Michoacán en el año 2015.