Y comenzó la confesión: La señorita Torres no desmiente su estirpe. Su padre, Don Macedonio Torres Márquez, murió a manos de Villa, por no haberse conformado a la interpretación que éste daba a los ideales y promesas de la revolución constitucionalista. La Ciudad Escolar de los Mayas.
Una visita a la primera escuela de párvulos, sistema Montessori, tercera parte
La señorita Torres nació en 1893 en uno de los fundos mineros de las cercanías de Guanajuato y desde tempranos años tuvo más afición a los niños desamparados, hijos de trabajadores, que a las muñecas.
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Los medios de que disponían sus padres permitieron que recibiera instrucción en el hogar y fueran sus maestros los mejores profesores que llegaban a la capital del Estado. Entre ellos figuraron don Gonzalo Gómez, actual director de la «Ciudad Escolar de los Mayas«, Rodolfo Ramírez, Martín Muñoz y las señoritas Macedonia Niño y Ermelinda Rivero.
Su vocación al profesorado
El estudio de diversas materias fue poco a poco fijando su vocación al profesorado, y adivinada ésta por el Director de la Institución Pública la excitó a que presentase el exámen de maestra, prometiéndola que inmediatamente sería empleada, como en efecto sucedió, pues fue aprobada con honorífica calificación y agraciada con un cargo profesional en el distrito de Santa Ana.
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Aquí comenzó su experiencia práctica. Es decir, el tropiezo de las ideas preconcebidas respecto a la enseñanza pública, con las deficiencias de la educación oficial reglamentaria. Esta experiencia se hizo más intensa cuando de Santa Ana se la pasó a la Escuela Superior de Silao, para que desempeñara cátedras correspondientes al tercer año de instrucción.
Desempeñaba este cargo cuando ocupó la población del Dr. Siurob, nombrado por el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista Gobernador de Guanajuato y con mando de tropas pertenecientes al ejército del General Obregón.
Entre las medidas dictadas entonces, una fue la de la intervención de las escuelas y colegios particulares y se designó a la señorita Torres interventora del colegio de Monjas denominado «Guadalupano» al que le fue cambiado el nombre por el de «Aquiles Serdán».
Dos meses trabajó en la institución la señorita Torres y tales fueron los efectos de su conducta, de su propaganda incesante en favor de nuevos ideales, de la influencia personal de que ella emanaba por el calor y entusiasmo con que envuelve sus ideas, que las monjas de esta congregación fueron las únicas que asistieron al Congreso Pedagógico celebrado en Guanajuato en diciembre de 1915.
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Una visita a la primera escuela de párvulos, sistema Montessori
De: Semanario Ilustrado 1917