Con estas consideraciones en cuenta nos dirigimos a Itzimná para ver el funcionamiento de la primera escuela sistema Montessori fundada en Yucatán y, sobre todo, para saber a quien estaba confiada la delicada misión de servirla y cómo la comprendía y desempeñaba. Casa-escuela Montessori en Itzimná.
Una visita a la primera escuela de párvulos, sistema Montessori, segunda parte.
Se nos había dicho que el instituto contaría con lugar propio, higiénico, bien ventilado, rodeado de árboles y jardines, y con terrenos de labranza para el cultivo de los pequeños educandos, pero luego supimos que por haberse retardado la entrega de la casa y no demorar la instalación de la escuela, ésta se había inaugurado en uno de los departamentos del amplio edificio que ocupa otra otra institución también destinada a ser famosa, por sus trascendentales resultados, no sólo en Yucatán y el resto de México sino en todos los países americanos de habla española, donde todavía permanece insoluto el problema de incorporar a la civilización a las agrupaciones indígenas.
Ciudad Escolar de los Mayas
Nos referimos a la «Ciudad Escolar de los Mayas», fundada igualmente por el General Alvarado, para que se dé educación e instrucción, hasta el grado de maestras y maestros a los descendientes de la raza aborigen, tan distinguida en el pasado por su extraordinaria cultura y tan decaída en el presente a consecuencia de cuatro siglos de persecuciones y servidumbre.
Joven, pequeña, vivaz, de ojos sonrientes e interrogadores, de esos que corresponden, por contraste, al concepto formado de que los hipócritas y malvados son los que ocultan con el desvío de la mirada sus instintos siniestros, la señorita Elena Torres, acudió presurosa a nuestra llamada. Casa-escuela Montessori en Itzimná.
La primera impresión que nos dió su presencia, fue más bien de colegiala, por la alegría, desenvoltura y gracia de sus modales y su evidente mocedad.
- ¿La señorita Torres?
- Servidora
- Acepta usted la confesión, aunque no sea auricular?
- Tengo mis reparos.
- Porque yo vengo a confesarla y mi curiosidad se ha agrandado en el sentido de las interrogaciones, al ver la misión que se ha echado usted encima y el agrado con que parece haberla aceptado.
- ¿Le extraña a usted por mi juventud?
- Y por otras razones, aunque estoy acostumbrado a tropezar con gente moza de más saber e iniciativa que muchos que alardean de haber encanecido en las rudas batallas de la vida.
Continúa aquí: Ciudad Escolar de los Mayas tercera parte
Una visita a la primera escuela de párvulos, sistema Montessori
De: Semanario Ilustrado 1917