Primeros vuelos en Yucatán, preparativos
Fue el empresario Fernando Barbachano Bolio quien, en medio de la incipiente novedad, del uso de la aviación como medio publicitario, vio una oportunidad de negocio. Contrató a los pilotos George Miller Dyott (francés) y Patrick Hamilton (inglés), para que hicieran los primeros vuelos sobre territorio yucateco en febrero de 1912. Primeros vuelos en Yucatán.
Los pilotos y sus aviones llegaron en barco al puerto de Progreso, procedentes desde los Estados Unidos, el 27 de enero de ese año.
Los vuelos se harían los días 2, 4 y 5 de febrero. Así que tenían que buscar aún los terrenos apropiados en Mérida para dicha presentación.
Resulta que no se encontró el terreno en la ciudad, que debería de ser de al menos un kilómetro de largo sin arboledas. Encontraron uno en Progreso, donde al final se programó el evento.
El 29 de enero fueron los pilotos a la estación meteorológica de Mérida a ver los pronósticos del clima para los días siguientes. El resultado fue, que todo se veía normal.
Posteriormente fueron a la estación meteorológica de Progreso, encontrando para su sorpresa, ondeando la bandera que indica que se acercaba un norte.
El anuncio del espectáculo ya estaba hecho. Entre la población había bastante expectación.
El primer presidente de un país en efectuar un vuelo en el mundo
En entrevista con la prensa, Dyott comentó que el año anterior (1911) había tenido la oportunidad de llevar a un pasajero honorable: nada más ni nada menos que el presidente de México de aquel entonces, el Sr. Francisco Ignacio Madero González.
Fue un vuelo de apenas 12 minutos, pero suficientes para obtener el registro de ser el primer jefe de gobierno de un país, en volar en aeroplano en el mundo. Fue el 30 de noviembre, a bordo del «Deperdussin», sobre los campos de Balbuena, en la Ciudad de México.
Pues bien. El Sr. Barbachano Bolio gastó lo necesario para dar al evento un ambiente de circo aéreo. Muchas banderas multicolores adornaban el lugar. Se instalaron quinientas sillas para que cómodamente los espectadores presenciaran el espectáculo.
Dos trenes saldrían desde Mérida hacia Progreso: el primero, a las 13:30 horas desde la estación de San Cristóbal y otro a las 14:00 desde la estación de La Mejorada.
Durante esos días, no había otro tema de conversación entre la gente, que estos vuelos programados de Dyott y Hamilton.
Llegó el primer día de los vuelos con los boletos agotados. Se vendieron en paquete: tren hasta Progreso y la asistencia al evento.
Los trenes salieron puntualmente. En poco tiempo el improvisado parque aéreo estaba lleno de gente entusiasmada.
Los asistentes veían pasar el tiempo y el espectáculo no iniciaba. Se empezaban a impacientar.
Dyott se veía preocupado, revisando la velocidad y posición del viento, que se veía fuerte.
Primeros vuelos en Yucatán
Fue hasta las 17:03 subió a su avión e hizo arrancar el motor.
Momento después empieza a carretear y a tomar impulso, y al fin despega.
En ese momento empezaron los gritos y aplausos del público.
Alcanzó los 200 metros de altura.
Dio un giro para pasar sobre la población, pasó muy cerca del faro, y se dispuso a regresar al campo aéreo.
Un fuerte viento impidió que aterrizara, maniobrando bruscamente para ascender nuevamente.
Dio otra vuelta, y luego aterrizó suavemente, concluyendo 12 minutos después, a las 17:15 hrs.
Gritos, aplausos y felicitaciones al piloto.
Unos minutos más tarde, nuevamente Dyott inició otro vuelo. Alcanzó los 300 metros de altura y duró en el aire 15 minutos.
La gente muy animada y contenta. Había sido un éxito el espectáculo.
Dyott luego comentó: he volado para no defraudar al público. Por los fuertes vientos, Hamilton no pudo volar su avión, al ser menos potente su motor.
Después del primer día de vuelos exitosos, aún faltaban los de los días 4 y 5. Más gente estaba animada a asistir a ese espectáculo.
El clima no mejoró, sino todo lo contrario.
Fue tal la demanda de boletos para el evento, que hubieron problemas de capacidad en los trenes. No tenían la cantidad de vagones de tren requeridos. Por lo que improvisaron, utilizando vagones de segunda y tercera clase, en donde también viajarían pasajeros con boleto de primera clase. La incomodidad y el atraso, hicieron que la gente se pusiera de mal humor. Pero las cosas aún empeorarían aún más.
Personalidades de la alta sociedad meridana tuvo que viajar en vagones de segunda y tercera clase para asistir.
Al fin llegan a Progreso. Y siendo las 17:30 horas, aún no iniciaban los vuelos. El viento estaba tan fuerte, que despegar equivaldría a arriesgar la vida de los pilotos.
El público ya estaba muy enojado contra el empresario, quien a su vez, exigía a los pilotos llevar a cabo sus vuelos, porque tenían un contrato firmado y pagado, y tenían que cumplir.
Fue tanta la presión ejercida, que aceptó Dyott efectuar un vuelo. A las 17:44 inició un vuelo que apenas duró 3 minutos. Recorrió una distancia de 5 kilómetros, solo para cumplir su compromiso.
El público, no satisfecho, exigió otro vuelo. Minutos después salió nuevamente en otro vuelo que duró 5 minutos y 8 kilómetros de distancia. Efectuó unas maniobras arriesgadas que emocionó a los espectadores. Tarde ya regresaron los espectadores a Mérida. Terminó así, con mas o menos éxito el segundo día.
Siguió el mal tiempo
Para el tercer día, las cosas se pusieron peor. Los pilotos habían cancelado los vuelos programados para ese último día. No estaban dispuestos a seguir arriesgando sus vidas. Al cancelarse los vuelos, también se cancelaban las salidas de los trenes. La gente ya estaba en la estación cuando les confirmaron que no saldrían. Otros mas fueron hasta el domicilio del Sr. Barbachano, donde informó que procedería legalmente contra los pilotos.
Fue el día 6 de febrero cuando interpuso la demanda, y los pilotos que se hospedaban en El Gran Hotel, fueron detenidos.
Los pilotos intentaron huir. Negociaron, y dejaron libre a Hamilton para que regresara a su país. En tanto, Dyott se comprometió a efectuar otro vuelo en Mérida.
Los días pasaron y no hallaron el terreno apropiado para el vuelo. Con ayuda de personal consular y del gerente de la naviera, el día 9 de febrero, Dyott logró huir.
Posteriormente, meses después, el piloto Hamilton fallecía en un accidente aéreo el 5 de septiembre de 1912.
Extracto tomado de: «La Aviación en las Playas de Yucatán 1912-1934» de don Raúl Rosado Espínola.