Desde hace algún tiempo me encuentro investigando las gaseosas de nuestros abuelos, los refrescos que bebían nuestros abuelos y bisabuelos en su infancia, hace ya unos 90 o 100 años. Todo con el afán de reconstruir la historia de vida cotidiana de nuestros antepasados.
Allá por los años 1920’s se anunciaba la tradicional Sidra Pino, la cual ya tenía algunas décadas en el mercado regional, aunque en un principio tenía otro nombre. Otra embotelladora local también anunciaba por su parte la Orange Crush, hoy conocida marca de refrescos de sabor naranja.
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La llegada de Coca-Cola
Para 1928, fue la misma embotelladora de Sidra Pino la que introdujo al mercado peninsular a la Coca-Cola, al obtener la franquicia y autorización para embotellarla y distribuirla, junto con su Sidra Pino, que para esa época ya tenía varios sabores: Sidra Negra, Naranja, Cebada además del Agua Pino.
Hay que aclarar, que para ese tiempo, las botellas que se usaban en Yucatán eran de vidrio retornable y de tamaño pequeño. Las Gaseosas de nuestros abuelos. De apenas 6 o 7 onzas, esto es, alrededor de 200 ml. en cada botella.
Otro empresario, también de apellido Pino, anunciaba en la prensa local las marcas Kist y Bluebird. La primera era de sabor naranja y la segunda de uva. Al parecer, no estuvieron mucho tiempo en el mercado yucateco.
Éstas marcas, al igual que la Orange Crush y la Coca-Cola, eran marcas originarias de los Estados Unidos.
Mérida, Yucatán a 2 de marzo de 2022
CP Humberto Sánchez Baquedano