Stephens y la Cruz

Continuando con los escritos encontrados acerca de la Cruz de Cozumel. En el libro «Historia de la Conquista de México» de William H. Prescott, de 1844, menciona que Mr. Stephens (John Lloyd) opina que la celebrada cruz de Cozumel que se conserva en Mérida y que pasa por ser originalmente la misma que adoraban los nativos de Cozumel. Según él, no es otra cosa más que una cruz eregida por los españoles en uno de sus templos, después de conquistada aquella isla. Él juzga que que este hecho invalida la creencia generalmente admitida hasta hoy (1844), de que los indios adoraban la cruz. (Viaje a Yucatán, volumen II, cap. XX. John Lloyd Stephens). Stephens y la Cruz.

Cruz de Cozumel
La imagen que dio pie a esta recopilación histórica.

Pero admitiendo la exactitud de esta opinión, es decir, que la cruz de Cozumel es una reliquia cristiana como lo intenta probar el ingenioso viajero, la inferencia que saca no es de ningún modo admisible. Nada más natural que el que los frailes de Mérida hayan procurado enriquecer su convento con una reliquia tan curiosa como aquella cruz, que demostraba a su entender el cristianismo había sido practicado en aquella tierra desde tiempos muy antiguos. Mas la verdadera prueba de que la cruz era objeto de culto en el Nuevo Mundo, no descansa en fundamentos tan frágiles, sino en el inequívoco testimonio de los conquistadores mismos.

   

Diccionario Universal de Historia y Geografía

En el Apéndice al Diccionario Universal de Historia y Geografía (1855) del Lic. Manuel Orozco y Berra, transcribe párrafos del capítulo XX de Viaje a Yucatán, II de John Lloyd Stephens (1841-42):

Es doctrina común, o más bien es un principio reconocido y aceptado por todos los antiguos escritores españoles, el de que en los primeros tiempos el cristianismo se predicó y enseñó a los indios, y juntamente con ésta, existe la creencia de que los primeros conquistadores hallaron en Yucatán la cruz como un símbolo del culto cristiano.

Se hace mención de ciertas profecías que demuestran un conocimiento tradicional de su antigua existencia prediciendo que del Oriente vendría una raza blanca y barbada, que elevaría en alto el signo de la cruz, a la cual no podrían alcanzar sus dioses, y en cuya presencia éstos habían de huir.

Esta misma idea vaga existe hoy (1855), y en general cuando los clérigos prestan alguna atención a las antigüedades del país, siempre están predispuestos a descubrir alguna identidad real o imaginaria con la cruz. Preséntase como una fuerte prueba de esta creencia la “Cruz de Cozumel”, existente en Mérida y hallada en aquella isla, suponiéndose en tiempo de Cogolludo lo mismo que hasta hoy (1855), que la tal cruz era un objeto de reverencia entre los indios antes de su conversión al catolicismo.

Convento de San Francisco (Mérida)

Hasta la destrucción del edificio, la cruz estuvo colocada en un pedestal en el patio del convento de San Francisco. Y según se nos dijo, mientras estuvo allí ningún rayo cayó en el edificio, como ha sucedido frecuentemente después de su remoción.

   

Ahora (1855) existe en la iglesia de La Mejorada, y habiendo ido a verla allí Mr. Catherwood y yo (J. Stephens), fuimos invitados para la celda de un religioso octagenario que yacía en su hamaca. Se hallaba imposibilitado desde muchos años atrás de salir de las puertas de su celda, pero que sin embargo se hallaba en el pleno uso de sus potencias mentales.

Dijónos este religioso en un tono que parecía indicar, que lo que en el particular había hecho le procuraría la remisión de sus muchos pecados, que él mismo había extraído la cruz entre las ruinas y hecho colocarla en el sitio en que a la sazón se hallaba.

Nota del Lic. Orozco: Del patio de San Francisco el P. Velázquez hizo trasladar esta cruz, en los días de la destrucción del convento grande a la sacristía de San Juan, en donde permaneció muchos años, hasta que a instancias del R. P. Fr. Vicente Arnaldo, que es el anciano religioso a que hace alusión Mr. Stephens, fue trasladada a la iglesia de La Mejorada. (Fin de la nota del Lic. Orozco).

   

Está en la pared de la primera capilla a la izquierda, y es casi el primer objeto que fija la vista del que entra en la iglesia. Es de piedra, tiene la apariencia de una venerable antigüedad, y una imagen del Salvador crucificado, hecha de yeso y en forma de relieve, sobresale de la superficie. Stephens y la Cruz.

Ruinas de la iglesia de San Francisco

A primera vista quedamos convencidos que, cualesquiera que era la verdad supuesta de su primitiva historia, a lo menos su forma actual la debía a la dirección de los frailes. Y aunque en aquel tiempo no esperábamos saber nada más en el particular, las ruinas de la iglesia nos aclararon todo el misterio posible, que estaba en conexión con su existencia.

Enfrente del edificio hay una plataforma de mezcla, rota y desbaratada ya por las raíces de los árboles, pero que conserva aún su primitiva forma. Sobre ella existen dos postes o pilastras cuadradas, que supusimos hubiesen sido destinada para soportar cruces. Y en el momento llegamos a creer que una de las que faltaban era la llamdas “Cruz de Cozumel”, que habría sido probablemente removida por algún fraile piadoso cuando la iglesia comenzó a arruinarse y la isla a despoblarse.

Stephens y la Cruz
Ruinas del Convento de San Francisco, Mérida

Por lo que a mi (Stephens) hace, el hecho es indubitable, y lo considero importante, porque aún cuando se hubiensen hallado cruces en Yucatán, la conexión de la “Cruz de Cozumel” con la iglesia arruinada de la isla, completamente echa por tierra la mayor prueba que hoy presenta de que la cruz fue tenida por los indios como símbolo de culto.

Stephens creía que la cruz era posterior a la llegada de los españoles

Nota del Lic. Orozco: Para dejar completamente refutada la especie que aventura aquí Mr. Stephens, nos limitaremos a reproducir la nota de Mr. (William) Prescott, en la Historia de la conquista de México, aludiendo precisamente a este raciocinio del autor.

Mr. Stephens opina que la celebrada “Cruz de Cozumel” que se conserva en Mérida y que pasa por ser originalmente la misma que adoraban los nativos de Cozumel, no era otra cosa más que una cruz erigida por los españoles en uno de sus templos después de conquistada aquella isla, y juzga que este hecho invalida la creencia general de que los indios adoraban la cruz.

   

Pero aún suponiendo la exactitud de esa opinión, es decir, que la “Cruz de Cozumel” sea una reliquia cristiana, como lo intenta probar el ingenioso viajero, la consecuencia que se saca no es en manera alguna admisible. Nada más natural que el que los frailes de Mérida hayan procurado enriquecer su convento con una reliquia tan curiosa como lo era aquella cruz, que demostraba a su entender que el cristianismo había sido predicado en aquella tierra desde tiempos muy remotos. Más la verdadera prueba de que la cruz era objeto de culto en el Nuevo Mundo, no descansa en fundamentos tan frágiles, sino en el inequívoco testimonio de los conquistadores mismos”. (Fin de la nota del Lic. Orozco).

Continúa aquí: La cruz en los años 2000s

Museo del Fram, barco usado en exploraciones polares: