¿Quién fue el hermano marista D. Daniel Paredes Rangel, Don Danielito?
En el Diario de Yucatán del 15 de junio de 1982 encontré un interesante artículo acerca de una de las obras que el hermano marista Daniel Paredes Rangel fomentó. Pero también habla acerca de la historia de Don Danielito.

Algunos datos biográficos
Don Daniel nació en Pachuca, Hidalgo en 1892. Vivió ahí su infancia hasta el tercer año de primaria. Su padre, el Ing. Mariano Paredes lo internó en una escuela en la Ciudad de México. Fue en el Internado Patricio Sanz, a cargo de los Hermanos Maristas, donde Don Daniel terminó su primaria. Al ingresar a la preparatoria, pidió ingresar al Instituto de los Hermanos Maristas de la Enseñanza. Según mis cálculos, esto debió ocurrir durante la primera década del Siglo XX.

En su primera etapa de estudio sobre la vida marista, Don Daniel conoció y admiró la vida de San Felipe de Jesús.
Ya con su título de maestro, ejerció en diversas escuelas en la Ciudad de México: Colegios Franceses de la Perpetua, de Puente de Alvarado y en el Colegio Francés en Morelos.
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Interés por San Felipe de Jesús
Mientras residió en la Perpetua, visitó frecuentemente «La Casa de la Higuera«. Fue en la época de la Revolución que abandonó la metrópoli. Pero, ya llevaba en su corazón, la devoción al «Primer Santo Criollo«: San Felipe de Jesús.
Felipe de las Casas y Martín (Ciudad de México, Nueva España, 1572 – Nagasaki, 1597), más conocido como Felipe de Jesús, fue un fraile franciscano de origen novohispano martirizado a sus 25 años en Japón. Es el primer santo canonizado nativo de México y protomártir de ese país. (Enriqueta Vila Vilar, «San Felipe de Jesús, el primer santo criollo»)
Misiones
Entre sus múltiples lugares donde colaboró el hermano Daniel, fue el cuarto director del Colegio Morelos de Tepatitlán. En un escrito del Hno. Rigoberto Limón Limón del 13 de abril de 2018, menciona que D. Daniel fue destinado a misiones en diferentes sitios como: Brownsville, Tx. USA, el Distrito Federal hoy Ciudad de México, Grugliasco (Italia), Guadalajara, Huichapan, León, Mérida, Monterrey, Tepatitlán y Uruapan.

«La mansedumbre de su rostro, sus modales, su actitud, le ganaron los corazones de los niños y también de los papás, que acudían a ver y a oír a Don Daniel. Su figura quedará por siempre vinculada a la catequesis y a los pobres. Por ambos vivió una pasión que lo mantuvo activo hasta el final. Queda su testimonio como agradecimiento a María nuestra Madre, por el don que en este Hermano nos hizo», finaliza el Hno. Limón su nota.
Llegó al Colegio Montejo de Itzimná en Mérida
A una edad avanzada, pidió pasar a Mérida en la última parte de su vida.
Durante mi permanencia en el Colegio Montejo, donde estudié mi primaria entre 1972 y 1978, escuchábamos sus interesantes historias de catequesis. Durante esos seis años, Don Danielito como cariñosamente lo llamábamos, ya estaba por arriba de sus 80 años de edad.

Don Danielito en una de sus interesantes pláticas de catequesis a los alumnos del Colegio Montejo.
Mis recuerdos de él
Lo recuerdo como un viejito, algo jorobado, de lento caminar, de cabello totalmente blanco y con lentes «fondo de botella». Durante sus pláticas, quien hablaba en voz baja, se la pasaba caminando entre los pupitres. No dejaba centímetro de pasillo sin recorrer. Recuerdo que todos lo respetábamos. Hacíamos un silencio total mientras Don Danielito caminaba entre nosotros y nos contaba sus historias.

Fomentó la creación de un santuario a San Felipe de Jesús
No tengo el dato de cuando llegó exactamente a Mérida, pero fue aquí en el Colegio Montejo de Itzimná, donde le surgió la idea de erigir una «capillita» en honor de San Felipe de Jesús, considerado un modelo genuino de la juventud de ayer, hoy y siempre.
Fue en la hacienda Mulsay, donde el Hermano Marista externó su proyecto a las piadosas mujeres que acudían a escuchar sus luminosas catequesis. Su propuesta fue bien acogida por los habitantes del lugar.
El arzobispo
Solicitó permiso al Sr. Arzobispo, quien estaba de acuerdo en ello, pero que en lugar de «capillita», «erigirían un Santuario» digno de la Juventud Católica Mexicana y de su Santo Patrono.
Cuando Don Daniel expuso a sus catecúmenas la idea del Arzobispo (el escrito no menciona de quien se trata, aunque parece ser Don Manuel Castro Ruiz (1969-1995)), pensaron que no tenían los recursos económicos para una obra de esa envergadura.
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Fue cuando Doña Pilar Peón Rosado de Larrea puso a disposición del plan de Don Daniel, un amplio terreno en el centro del mismo de lo que fuera el casco de la hacienda Mulsay. Hermano Marista Daniel Paredes Rangel.
Las piadosas mujeres de Mulsay obtuvieron el lugar, material y mano de obra para erigir la obra.

Fue el domingo 20 de junio de 1982 cuando el Sr. Arzobispo Manuel Castro Ruiz, el clero parroquial, del director del Colegio Montejo (tampoco especifica de quien se trataba), vecinos de la Mulsay y el Comité PROSAFE (Pro Construcción de San Felipe de Jesús) estuvieron presentes en la histórica ceremonia de la colocación de la primera piedra para su edificación.
El Comité PROSAFE
El comité estaba integrado por los señores: Carlos y Maruca Terrats, Luis y Evangelina Novelo, Jesús y Gladys Rodríguez, Patricio y Lourdes Millet, Dr. Jorge y Alma Colomé, Javier y Elicé Villanueva, y Abel y Josefina Braga.

Don Daniel Paredes Rangel falleció en Mérida, Yucatán en 1980, esto es, dos años antes de la puesta de la primera piedra de la obra que fomentó.
Con información Diario de Yucatán junio 1982, nota del Colegio Morelos de Tepatitlán por el Hno. Rigoberto Limón y anuarios del Colegio Montejo.
Mérida, Yucatán a 7 de octubre de 2025.
CP Humberto Sánchez Baquedano


