Las Encomiendas en Yucatán (I)
Las encomiendas y su origen – Reparto de encomiendas – Los encomenderos y los encomendados: respectivos derechos y obligaciones – Ordenanzas y cédulas relativas a las encomiendas – Cuándo cesaron éstas – Las haciendas
En Yucatán existieron las encomiendas, y como varias veces hallará el lector que, a más de otros personajes, algún antecesor o antecesores suyos las tuvieron, es del caso recordar algo de su origen y de los derechos y obligaciones que eran recíprocos entre encomenderos y encomendados, especialmente en la Península de Yucatán.
![Las encomiendas en Yucatán](https://yucatanancestral.com/wp-content/uploads/2018/02/encomiendas-en-yucatan.jpg)
Fue costumbre desde el tiempo en que España luchó contra los moros, por espacio de setecientos años, que los esforzados guerreros, al redimir un pueblo, lugar o fortaleza, se lo reservaban en calidad de encomienda, como un premio a sus hazañas e impusieran tributos en ella para proveer a su mantenimiento; teniendo en cambio la obligación de ampararlos contra las agresiones agarenas: condición que en el mismo país dió origen a las llamadas behetrías.
Nada extraño pues, debe parecernos que, cuando los españoles vinieron a las conquistas de América, trayendo esa costumbre, de un modo especial la implantaran en nuestro suelo donde ninguna mina de piedras preciosas ni de metal hallaron: circunstancia por la cual pensaron en sacar provecho posible de la tierra, cultivándola mediante los repartimientos de indios, máxime al observar que los caciques y nobles no practicaban personalmente esa labor en la cual empleaban a los esclavos y a los súbitos que también pagaban tributos.
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Derechos y obligaciones de los encomenderos y los encomendados
Permitido era a los encomenderos ocupar a los indios en industrias, labranzas y construcciones de casas, retribuyéndoles diariamente con una libra de pan, chile y sal o libra y media de macal o camote.
Tenían el deber matinal de instruirlos en la doctrina cristiana, tarea que eludieron posteriormente, pagando para su desempeño dos reales anuales a los clérigos o frailes. Obligados estaban además a construir un templo y una escuela en el pueblo de su encomienda; proporcionar ornamentos a la iglesia, pagar diezmos y alcabalas y contribuir para la fabricación de la catedral. Añadíanse a éstas obligaciones, las de poseer un caballo y un juego completo de armas; de estar listos para entrar en combate y de no ausentarse sin dejar sustituto para cumplir dichas obligaciones.
Por parte del indio eran deberes: trabajar desde los primeros rayos del Sol hasta extinguirse sus postreros resplandores, permitiéndoles que en el intermedio de las faenas una hora de descanso; pagar cada jefe de familia a su encomendero, el anual tributo de cera, miel, frijoles, chile, tres piernas de manta y utensilios de barro: tributos que la Audiencia de México redujo a media hanega de maíz, dos piernas de manta y una gallina cada año.
Continua aquí: Las Encomiendas en Yucatán II
De: A Través de las Centurias, Tomo I, Lic. José Ma. Valdés Acosta.