Emperatriz Carlota Hacienda Chimay 1865

A continuación transcribo la crónica escrita por el redactor responsable Gerónimo Castillo, así como unas fotografías del lugar durante la visita de la Emperatriz Carlota Amelia en noviembre y diciembre a la Península de Yucatán, obtenidas por M. Félix Eloin. La Emperatriz Carlota Hacienda Chimay 1865. A continuación la transcripción.

Emperatriz Carlota Hacienda Chimay 1865
Hacienda Chimay 1865, M. Félix Eloin.

He aquí la crónica: S. M. La Emperatriz en Chimay.

Esta hermosa finca, propiedad del Sr. Consejero departamental D. Juan M. Castro, ha sido la primera que ha visitado nuestra Augusta Soberana al dejar a Mérida sumergida en la mayor tristeza. Sabemos que la recepción hecha fue espléndida, magnífica.

   

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Chimay se vistió de gala para tanta honra, y el propietario y sus habitantes jamás podrán olvidar el cinco de diciembre de mil ochocientos sesenta y cinco. Y decimos esto, porque se nos han asegurado que se erigirá en aquel lugar un monumento que recuerde ese día de gracia y felicidad para sus habitantes.

¿No dice esto mucho en favor de las simpatías que han sabido granjearse nuestros magnánimos monarcas? ¿De qué otro modo pueden explicarse esas ovaciones constantes y espontáneas que reciben por donde pasan?

   

Maximiliano y Carlota

¿Qué otra cosa puede desearse para patentizar al mundo que Maximiliano y Carlota son considerados aun en los cortijos como los salvadores de Méjico? Las ciudades, los pueblos y los hijos de los campos manifiestan a porfía su inmensa gratitud. Los de Chimay han llegado hasta el delirio. Músicas, vítores entusiastas, arcos triunfales, cohetes, nada ha faltado en esa preciosa mansión.

El reloj que se ve en su monumental fachada daba las ocho, cuando unas bombas imitando el estampido del cañón, anunciaron a los pacíficos trabajadores que se aproximaba Su Majestad.

   

Pintoresca entrada de la Emperatriz

En aquel momento todos ocuparon sus puestos con la debida separación de hombres, mujeres y niños, en el dilatado trayecto de su pintoresca entrada.

La familia del Sr. Castro, en unión del Sr. Dr. D. Manuel José Delgado, presidente del M.I.V. Cabildo eclesiástico (Nota de Yucatán Ancestral: M.I.V.: Majestad, Ilustre y Venerable, de R.A.E. ) aguardaban a Su Majestad en un bellísimo placer. Mientras que la Emperatriz recorría con su brillante acompañamiento el trayecto indicado, no se tiraban cintas, ni flores, ni hubo lluvia de plata y oro con que ha sido distinguida en otras partes. Pero casa uno de aquellos artesanos, trabajadores e hijos del campo, le ofrecían en medio de sus entusiastas aclamaciones un corazón que vale más que las rosas y los arcos triunfales.

   

Visita al oratorio

Al apearse nuestra Soberana de su coche, tirado de cuatro caballos, bajó aquella apreciable familia, la cómoda y espaciosa escalinta para recibir a Su Majestad, presentándole unos ramilletes de flores que se dignó a aceptar enternecida. El cariño y el entusiasmo subieron de punto. Como guiada de la mano por una fuerza poderosa se dirige al oratorio, puesto con sencillez y buen gusto. Es indudable que en este recinto sagrado pediría por la unión de todos los mejicanos y por la prosperidad del Imperio.

¿No han sido estos sus votos más constantes y fervientes? Apenas recorrió las habitaciones que le estaban preparadas, cuando hizo presente que quería observar algo de los trabajos de la finca. Esta insinuación, de gran valor por el interés que envuelve, fue satisfecha.

   

Visita al corchadero

No obstante lo ardiente del sol, pasó a la gran galera del corchadero, donde estuvo contemplando con vivo placer la formación de la cordelería que exporta nuestro país. Su Majestad si quedó complacida al examinar el filamento del henequén en la exposición que tuvo lugar en esta capital, fue mucha mayor la que experimentó en la Hacienda Chimay, al ver funcionar la máquina «Solís«, que movida por las calóricas de Ericson (Nota de Yucatán Ancestral: John Ericsson, Suecia 1803, motor de vapor, locomotora Novelty, etc), nos proporciona con abundancia el precioso filamento de esta noble planta.

Pretendió Su Majestad pasar a la tenería, cuyas suelas tienen tanto aprecio entre nosotros e isla de Cuba. Se evitó, no tanto por la distancia, cuanto por lo ardiente del día. Sin embargo, fue guiada para la extensa huerta, y admirando la vegetación llena de vida y verdor, no pudo menos que consagrarle un recuerdo a su lindísimo bosque de Chapultepec.

   

Distinguidas damas locales que la acompañaban

Durante el día tres veces abandonó sus habitaciones para pasar al salón donde reunía a su derredor a las señoritas de la casa y a las respetables señoras que en el viaje le hicieron compañía. Emperatriz Carlota Hacienda Chimay 1865. Ellas eran: las señoras de Salazar, de García Morales, de Mediz, de Regil y otras.

   

Mandó a sacar fotografías de la finca

En el almuerzo y comida, se vio a Su Majestad contenta y satisfecha. Su Majestad desde la mañana, con esa amabilidad que le es característica, mandó al Sr. M. Félix Eloin que sacase vistas de la finca, habiendo llenado este personaje los deseos de la Emperatriz cumplidamente. Aquí debíamos dar término con este ligero apunte, pero no podemos menos que estampar la corta y expresiva alocución que D. José María Castro dirigió a Su Majestad luego que bajó del coche.

Emperatriz Carlota Hacienda Chimay 1865
Hacienda Chimay 1865, M. Félix Eloin.

Señora: Quebrantado de su salud el propietario de esta finca, nos ha enviado a sus hijos a V. M. I. la bienvenida. (Nota de Yucatán Ancestral: V.M.I.: Venerable, Majestad e Ilustre.) En esta mansión no encontrará las comodidades que justamente merece V.M. (Vuestra Majestad) como hija del Gran Leopoldo y excelsa Esposa de nuestro Augusto Soberano. Pero en cambio ofrecemos a V.M.I. (Venerable, Majestad e Ilustre) un amor sincero, nuestra adhesión profunda y una lealtad constante. Chimay (La Hacienda Chimay) lleva por nombre esta finca hace más de dos centurias (eso en 1865. Ahora en 2024, más de tres y media centurias.)

   

Continuó su viaje rumbo a Uayalceh

Si este recuerdo coincidente que hacemos de un principado de los Países Bajos fundado por Maximiliano I en 1486, es acogido con benevolencia por Vuestra Majestad, seremos en esta visita imperial sumamente felices. Su Majestad antes de subir a su coche para Uayalceh, en medio de vítores repetidos, dirigió la palabra a varias personas de categoría, y no dejó de manifestar que llevaba a los yucatecos en el corazón y haría por ellos todo lo que estuviere de su parte.

   

Las Sritas. Castro no siguieron a la comitiva, sino que tuvieron la feliz idea de tomar otro camino para salirle al encuentro. Emperatriz Carlota Hacienda Chimay 1865. Así aconteció según nos han impuesto, y la Emperatriz con esa amabilidad que tanto la distingue, les hizo una insinuación del último adiós.

¡Que la Providencia proteja su viaje y pueda decir a su Augusto Esposo «Yucatán es pobre, pero contamos con el ardiente amor de los peninsulares».

El redactor responsable, Gerónimo Castillo. Crónica de la visita de la Emperatriz Carlota a la Hacienda Chimay del 5 de diciembre de 1865.

CALKINÍ Campeche casas donde se hospedó la Emperatriz Carlota y su comitiva en 1865:

Ermita de Tekax Yucatán