Manufacturas y comercio en la época de la Colonia en Yucatán (1/4)
Productos yucatecos comerciales. La actividad comercial se inició en Yucatán al igual que las otras actividades económicas, desde que se asentaron los colonos. Sin embargo, el aislamiento geográfico de la Península, la falta de metales así como de productos de exportación, la incipiente manufactura y la rígida política mercantilista que impuso la Corona española, determinaron también su aislamiento comercial. Manufacturas y comercio en la época de la Colonia.
Al principio de la colonización y a falta de una moneda circulante, fueron las mantas y el cacao los productos que se utilizaron como artículos de cambio entre españoles e indios y entre los españoles mismos, mientras otros productos como cera, frijoles y chiles se utilizaban como cambio o los daban en permuta por las mercancías que se traían del exterior.
Granos de cacao
…Los mayas no usaban ni conocían las monedas de oro ni las de plata; empleaban en sus tratos campanillas, cascabeles y hachuelas de cobre trídas de México; conchas coloradas, piedras de valor y especialmente granos de cacao… doscientos granos de cacao equivalían a un real… También con mantas y cera se pagaba a los mercaderes el valor de las mercancías que vendían.
Aunque en México se acuñaba moneda de plata y de vellón, en Yucatán tuvo poca circulación en un principio, sin embargo, recordemos que a mediados del siglo XVII los tributos se empezaron a pagar en metálico, lo que implica que ya entonces Yucatán recibía mayor cantidad de moneda acuñada en la capital de Nueva España, sobre todo de plata, como eran el peso, el tostón (que equivalía a cuatro reales), el real o tomín y el maravedí.
Posteriormente también se acuñaron monedas de oro que eran igualmente el peso, el tomín (equivalente a un real), el maravedí y además el ducado (valía seis tomines). Las monedas acuñadas bajo Felipe II se llamaron macuquinas por su imperfecta manufactura, en tanto, las que se acuñaron en 1732 bajo Felipe V recibieron el nombre de columnarias. Cuarenta años después Carlos III decretó la extinción de todas las acuñadas anteriormente para sustituirlas por otras nuevas con su sello y busto.
De: La Península de Yucatán en el Archivo General de la Nación