El Comercio entre los Mayas

Los datos referentes a las actividades comerciales de los mayas con sus vecinos y allende de los mares, son pocos, ya que todos los escritores se han limitado a copiar lo que Landa, Lizana y Cogolludo, y alguno otro ha mencionado, pero todo esto en forma superficial, por lo tanto, es reducido lo que acerca de ello se puede decir, sin embargo acudiendo a las fuentes ideomáticas se pueden ampliar algo más esas noticias. El Comercio entre los Mayas.

Por: Domingo Martínez P.
De: Yikal Maya Than 1955

Las relaciones comerciales entre los mayas

Los mayas como pueblo perfectamente organizado económicamente conoció su valor y la importancia de las relaciones comerciales como vehículo de mutuo entendimiento muy necesario para el intercambio de conocimientos tanto artísticos, como científicos y tal vez hasta religiosos.

Parece ser que los mayas poseían según Don Eligio Ancona «una marina mercante» compuesta es verdad, de embarcaciones pequeñas; pero la única del hemisferio occidental. Prueba de ello es el hecho de que Colón se encontrase con navegantes mayas a la altura de la isla de Pinos (hoy 2020, Isla de la Juventud, Cuba), en su cuarto y último viaje. Y por lo que el propio Don Cristóbal explica, se deja entender que estos viajeros mayas se dirigían a Cuba a realizar actos de comercio.

CHEM Y XIMBAL CHEMOOB

Las embarcaciones en lengua maya recibían el nombre de CHEM y CANOA, y los marinos el de XIMBAL CHEMOOB, los que andan en barcos; el timonel H’PAYBE OHEN; las velas PPUUC IK CHEM. Estos reducidos datos acerca de un vocabulario marino, basta para dar una idea de lo que tal oficio significaba para los habitantes del mayab, convertidos en audaces navegantes, que en sus pequeñas y frágiles barcas se aventuraban a desafiar las olas del golfo para ir a negociar a las Antillas, y hay quien cree que llegaban hasta las costas de La Florida empujados por su gran espíritu mercantil.

Por otra parte se sabe de cierto que los comerciantes mayas sostenían relaciones muy activas con los de su gremio en los puertos del litoral del golfo, por una parte, y por otra visitaban los puertos del mar Caribe. Esto viene a probar también, contra la idea de algunos historiadores, que los mayas eran unos consumados marineros, que no temían hacer largas travesías en busca de mercados para sus productos, y seguramente que el ánimo emprendedor de estos fenicios americanos, no se escapaba la importancia geográfica que la Península poseía como llave del Golfo de México y del mar Caribe posición verdaderamente estratégica para poder realizar un intenso comercio con los pueblos vecinos.

Comercio con Colombia, Honduras y Guatemala

Así se explica que en la zona maya de Yucatán se hubieran encontrado objetos procedentes de la cultura Chiquirí de Colombia y otros lejanos lugares. Si el comercio marítimo era intenso, qué no sería el terrestre, ya que innúmeras rutas se abrían hacia Guatemala y Chiapas, lugares que los mercaderes visitaban constantemente para intercambiar sus productos. Y así sería la importancia del oficio de comerciante, que los mismos Príncipes no se desdeñaban de ejercer esa honrosa profesión y de ellos tenemos el ejemplo en el viaje que según Landa, emprendió el hijo de Cocom a Honduras, pocos días antes de la destrucción de Mayapán, y el cual sólo había tenido motivo mercantil.

Algunos productos que vendían

Los mercaderes, CONOLOOB, llevaban a los países extranjeros, sal, maíz, ropa, objetos de piedra, barro y madera, cacao, miel, henequén elaborado, yerbas medicinales, joyas de cobre, coral, concha nácar, carey; instrumentos de pedernal, plumas elaboradas, y una infinidad de cosas más, que el desuso ha hecho perder sus nombres. Ellos en cambio se proveían de aquellos artículos que en su país no se producían, como el cobre para sus hachas y cascabeles; oro, plata y jade para su adorno personal y para sus Dioses y Templos, además de aquellos objetos que podían realizar fácilmente, a su regreso al patrio solar. También se asegura que comerciaban en la venta y compra de esclavos, y se cree que en ese ramo era muy productivo.

El Comercio entre los Mayas

Como los mayas no conocían animales de carga, las enormes caravanas que salían hacia los países vecinos, se componían de innumerables cargadores, CUCHOOB, que no tan sólo se encargaban de llevar a cuestas las mercancías, sino que conducían sobre sus hombros las varas de los palanquines KOCH CHE, donde iban cómodamente sentados o acostados los ricos mercaderes atendidos por sus criados que armados de largos abanicos y espantamoscas alejaban a los insectos que trataban de molestar el sueño y la tranquilidad de su señor.

Comercio terrestre

Las jornadas no debían ser muy largas dado a la índole del transporte. Landa asegura que sobre estas rutas abundaban los sitios de descanso donde no faltaba el pequeño adoratorio donde estaba colocado el dios protector de los caminos por lo tanto, de los mercaderes, a quien se hacía la ofrenda de obligación para impetrar su ayuda y auxilio para obtener el más completo éxito en la empresa. El Comercio entre los Mayas. También había mesones para resguardarse de las inclemencias del tiempo, o para pasar la noche.

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Se cree que ITZAMNA era el dios protector de los mercaderes a quien durante los viajes no se dejaba de quemarle el perfumado POM, el clásico incienso maya y de elevarle plegarias. ITZAMNA, era pues, en este caso el Mercurio maya. Cuando los caminantes se sentían cansados, arrancaban manojos de yerbas con los que se pegaban en las rodillas, y cuando calculaban que el Sol iba a ponerse antes de llegar al sitio destinado para descansar, entonces cogían una piedra y la colocaban en las horquetas que formaban las ramas de los árboles, creyendo con esto detener la marcha del Sol, como lo hiciera aquel famoso Josué de la leyenda bíblica. Si sentían sed, se echaban en la boca unas piedrecillas y con esto mitigábanla.

Leyes comerciales implacables

El sistema comercial estaba tan bien organizado que existían Jueces especiales para normar las relaciones entre vendedor y comprador, y pobre aquel que no cumpliese honradamente con sus compromisos referentes al peso, cantidad, volumen y calidad estipulados, porque la Ley era implacable en estos casos. El castigo que se imponía a los transgresores, era el de encerrarlos en unas jaulas de madera colocadas en medio del KIUIC o mercado, exponiéndolos a la vista del público, al cual se le enteraba del delito cometido y por qué del castigo impuesto; esto lo hacía un agente de la autoridad TUPIL que se colocaba cerca de la prisión prenándolo a gritos. Que saludable sería este procedimiento maya en los actuales tiempos.

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Ética comercial de los mayas

La legislación mercantil maya, no se conoce bien, y solamente por algunos rasgos que al través de las costumbres y vocablos, se puede llegar a soslayar algo, que por fortuna no deja de ser interesante, ya que pone de relieve la ética comercial del pueblo maya, poseedor de unja gran sentido de responsabilidad y de honor en los tratos convenidos. Se sabe que los HOLPOPOOB, Jueces, tenían un sitio especial en el KIUIC, mercado donde acudían a diario los mercaderes a efectuar sus transacciones. Los TUPILES o sea los agentes de la autoridad, que debían ser algo así como Policías especiales o para mejor decir unos como Inspectores, andaban entre la gente atentos a intervenir en cualquier conflicto que se suscitase entre los clientes, y su obligación era llevarlos ante el Juez para dirimir las dificultades existentes.

Esto nos prueba que la organización judicial y policíaca de los mayas, era algo admirable, porque contribuía efectivamente, y por los medios más rápidos, a conservar el orden y a hacer que prevaleciese la más absoluta moralidad en las costumbres, sobretodo, en lo tocante a la función mercantil. El Comercio entre los Mayas. Así se explica también el enorme auge comercial que reinaba entre los pueblos mayas, basado en leyes justas y certeras.

FIN

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