Las Haciendas en Yucatán

Las Haciendas en Yucatán

Dijimos anteriormente que, convencidos los conquistadores de que ninguna mina de metal o de piedras preciosas atesoraba el suelo de la Península, determinaron por medio de la agricultura sacar provecho posible para la subsistencia. El origen de las Haciendas en Yucatán

Con el fin de llevar a efecto esa determinación, dióse a cada uno de ellos, además del solar para construir su morada, dos caballerías de tierras, adjudicándose el Adelantado Montejo en Mérida, cuatro solares y diez leguas cuadradas de tierras.

Sitios-web-profesionales-supagina-2

Cada propietario escogía un terreno propio para el cultivo, en las cercanías de Mérida, Campeche y Valladolid, erigía en él un edificio de mampostería (casa principal), fabricaban chozas de palmas para los sirvientes y corrales donde se encerraban además del ganado vacuno y caballar, cabras, ovejas y cuantos animales puede utilizar el hombre en la vida del campo y en la doméstica, traídos de las Antillas y de España.

Al cuidado de esos animales y en el cultivo de frutos, cereales y demás productos agrícolas, eran destinados por turno los indios de las encomiendas los que, con la costumbre, concluían por radicarse en la nueva estancia.

Tal fue el origen de las haciendas, derivadas de las encomiendas.

Las Haciendas en Yucatán
Hacienda Chichí Suárez

Haciendas en las cercanías de Mérida

A fines de la centuria décima-sexta, eran muy conocidas en las inmediaciones de Mérida, Chichí, de don Alonso de Rosado; Tanil, de don Diego de Solis y Osorio; Mulsay de don Juan de Montejo y Maldonado, y colindante con sitios de ganado pertenecientes a Hernando de Ortega y Gerónimo de San Martín; Teya del Capitán don Alonso Carrio de Valdés; Tecóh de don Cristóbal de Solís y Montero; Mulchechén de Bernardo de Sosa y Velázquez; Lacantún de Juan Jiménez Tejeda; Yaxnic de don Gerónimo de Yanguas; Chichilché de don Nicolás del Valle; Petcanché de don Francisco Loaiza; Tixcacal de doña María Jiménez; Pixyáh de don Jacinto Montalvo; Teuitz de Andrés Rodríguez; Nohpat de doña Ginema de Avenia; Itzimcab y Pacabtún.



Las haciendas aumentaron en extensión y número a medida que las autoridades vendían porciones de tierras a particulares, concediéndoles licencias para poblarlas de ganado y cultivarlas.

De: A Través de las Centurias, Tomo I, Lic. José Ma. Valdés Acosta.

Imagen: Hacienda Chichí Suárez

Deja una respuesta